Hablar hoy en día del movimiento estudiantil, con sus demandas y antecedentes, es sin duda un tema que genera gran controversia en todos los ámbitos posibles. Podemos abarcar lo ocurrido con la revolución pingüina del año 2006 hasta el movimiento actual, el cual exige principalmente la gratuidad universal y calidad en la educación que imparte el ministerio y todas las instituciones que actúan bajo el alero de este. Y como todo tema que genera controversia, es capaz de mover masas, influir incluso en la economía del país, en la cultura de las personas, entre otros.
Creo que la mayoría de las personas son capaces de entender lo que quiere decir la palabra gratuidad sin mayores dificultades, pero no ocurre del mismo modo con la palabra calidad, que según la Real Academia de la Lengua Española quiere decir “Adecuación de un producto o servicio a las características especificadas.” Esas características especificadas, en base a lo empírico puedo decir que serian universalidad y profesionalismo.
En el ámbito personal, me toca decir que he recibido una educación excelente desde cuarto básico cuando comencé a formar parte de la comunidad de la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP), en la que se me ha brindado educación gratuita y de calidad, además de la oportunidad de participar en distintos talleres para el desarrollo personal de habilidades como Talentos y talleres musicales. Esto lo veo reflejado no solo en el ámbito académico de mi actual establecimiento, el Liceo Bicentenario Italia que es uno de los más recientes proyectos educativos de la SIP, del cual me enorgullece decir que soy parte de la generación fundadora, cursando actualmente tercer año de enseñanza media.
Debo destacar que la SIP cabe dentro de las excepciones del actual modelo educativo, puesto que entrega educación gratuita y de calidad, entendiendo que las características especificadas en cuanto a calidad dentro de la SIP serian superioridad y excelencia académica, de la mano de una formación valorica e integral de los integrantes de la comunidad educativa. Por esto puedo decir que me encuentro dentro de un estado de excepción con respecto a todo lo que concierne al movimiento estudiantil, que considero justo, pero también tenemos la otra cara de la moneda que se hace presente en cada marcha, en cada toma y en cada movilización estudiantil. Con esto me refiero a hechos como el ataque por encapuchados a la Iglesia de la Gratitud Nacional ubicada en el centro de Santiago, el 9 de Junio de 2016. También lo ocurrido en el Internado Nacional Barros Arana, el 13 de Junio de 2016, institución con más de un siglo en la Historia del país que sufrió los daños provocados por los mismos estudiantes del Internado durante una toma, lo que dejo un saldo de una biblioteca de cien años completamente destruida, con ejemplares únicos que fueron quemados o robados, eso sin contar el vandalismo ocurrido en salas, oficinas y baños del internado.
Con estos hechos quiero apuntar principalmente a dos responsables en el problema de la educación chilena, el más directo seriamos nosotros los mismos estudiantes que exigimos una educación gratuita y de calidad, poniendo mucho énfasis en la última palabra que en muchos casos se repite mas por una sonoridad que le es amigable al oído de quien la pronuncia que por el fondo y verdadero significado de esta en la educación actual, puesto que es un comportamiento contradictorio exigir buena educación mientras destruyo mi propio lugar de estudio que debería cuidar como un templo del saber, o si soy parte de una marcha no puedo exigir que un sector de la sociedad sea respetado o adquiera derechos si yo violo los derechos de los demás irrumpiendo en una iglesia para sacar una imagen de Cristo a la calle y destruirla en el suelo. Si bien estos hechos, muchas veces puntuales, logran empañar los aspectos positivos del movimiento estudiantil debido a que son precisamente los que tienen mayor cobertura mediática, no debemos olvidar que los hechos están y nadie puede negar lo ocurrido en estas dos fechas u otras ocasiones en las que haya habido desmanes y vandalismo, pero esto me lleva a pensar que es lo que lleva a un estudiante a actuar de esa manera, será un encono verdadero con el sistema?
O será simplemente que hoy en día la sociedad chilena ha llegado al punto de convertir la libertad de expresión en libertinaje y el gobierno actual, el cual desesperadamente busca solucionar el hecho de no poder cumplir la gran promesa que los puso en La Moneda, la que consistía en educación gratuita y de calidad para todos los chilenos. Suena muy bonito, incluso poético pero no es necesario ser muy inteligente para darse cuenta que en el modelo económico actual no es viable en absoluto. Pero dejando de lado la critica a la utopía educacional, quisiera apuntar a como el gobierno actual se presenta y actúa frente a los hechos relativos al movimiento estudiantil, ya que vemos una presidenta que trata de llegar a las personas presentando una figura muy poco autoritaria, que busca generar la imagen de una figura maternal en el poder, una presidenta que no toma decisiones, que no ata los cabos sueltos e incluso dice desconocer lo que ocurre al interior de su propio núcleo familiar, cuando su hijo se vio involucrado en malversación de fondos públicos y tráfico de influencias. Lo que personalmente me lleva a la siguiente interrogante. Si una persona no es capaz de mantener el orden dentro en su propia familia, cual es la garantía de que pueda replicar el ejemplo a nivel país? Con esto concluyo poniendo como responsable directo al gobierno y a los mismos estudiantes en la crisis educacional.
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